Desde el momento en el que una se sabe embarazada la percepción del propio cuerpo cambia, parece que una se escucha más, se mira más, se atiende más, como queriendo adivinar qué ocurre debajo de aquella piel, al otro lado, dentro del útero.
Desde el momento en el que una se sabe embarazada la percepción del propio cuerpo cambia, parece que una se escucha más, se mira más, se atiende más, como queriendo adivinar qué ocurre debajo de aquella piel, al otro lado, dentro del útero.